Belleza y colorido en vitrales de Remedios

 
   Las luces radiantes del trópico se vuelven destellos multicolores al chocar con los  vitrales, característicos de la arquitectura cubana de los siglos XVIII y XIX, y abundantes  en edificaciones de Remedios, la octava villa fundada en Cuba.
   Según estudiosos se desconoce con certeza de donde procede la influencia de las vidrieras en las construcciones de la Isla. Se presume que provienen del Sur de Italia y España; pero resulta un hecho su presencia en momentos de esplendor económico en importantes urbes.
   La central ciudad cubana, que cumplirá su aniversario 496  el 24 de junio,  atesora hermosos trabajos de cristalerías translúcidas o coloridas con multiplicidad de rombos, líneas curvas u otras figuras geométricas en forma de abanico.
   Proliferan los diseños de la XIX centuria, como elemento neoclásico de una arquitectura en perfecto estado de conservación, en hogares e instituciones estatales.
   Los vidrios están ubicados sobre el dintel de los portones entre  patios interiores y  amplias habitaciones que se utilizan como salas o saletas, donde la luminiscencia, en una abundante gama de matices, permite un agradable   ambiente.
   De acuerdo con la hora del día y  la época del año, se tornan los reflejos de la luz al pasar por los vitrales que también aparecen como lucetas de forma rectangular en rojo, verde, amarillo, azul, violeta y blanco sobre las puertas, con profusión de persianería francesa que se abren al patio o jardín.
   La colocación de vidrios en Remedios deriva de un proceso evolutivo de la arquitectura doméstica,  determinado por factores socioeconómicos como el desarrollo de la industria azucarera.
   Destaca el esmero con que los pobladores de la añeja localidad cubana, cuidan de esos elementos de la arquitectura, en su doble carácter ornamental y utilitario; así como también del resto de los locales que aún conservan el espíritu de una época de sosiego y letargo de las clases con poder económico.
   Los vitrales en su permanente contacto con la luz del trópico emanan una belleza multicolor plena de cubanía, plasmada en la literatura y la artes plásticas criollas.