Atesora colección tributo al Che conmovedoras historias
, Una visitante italiana llegó el cuatro de abril último al Complejo Monumentario "Ernesto Guevara", de esta ciudad, para entregar la foto de su fallecido hijo de 18 años y cumplir así el último deseo del joven, gran admirador del Che.
Yanieski Gutiérrez, especialista del centro, explicó emocionada que al dorso de la imagen figura una canción de un autor del país europeo, que habla de la libertad y cómo un hombre, aunque muerto, sigue vivo por sus ideas.
Este retrato engrosa la colección tributo de la institución cultural, que atesora 894 de los más variados objetos, desde una gorra, una bandera, un pullover u otro artículo de gran valor emocional para quien lo dona, destacó.
Mayra Romero, directora del Complejo recordó que la primera de esas piezas llegó en 1997, año en que fueron depositados en ese sitio, los restos del médico argentino-cubano y varios de sus compañeros de la guerrilla en Bolivia.
La prenda iniciadora de la colección fue una flor enviada por la primera novia de Ernesto Guevara, y siguieron objetos como un búcaro de plata y una carta de la hija de Casildo Condorí, uno los integrantes de la tropa del Che que descansa también en el mausoleo de la institución, acotó.
Romero recuerda a una señora de La Habana, madre de una adolescente de 15 años quien prometió entregar las charreteras de su uniforme al Che, una vez graduada de la Escuela Militar "Camilo Cienfuegos", y no había podido cumplirlo por padecer una enfermedad en etapa terminal.
Marta Arencibia, especialista con alrededor de 20 años en el centro, rememoró la presencia de una niña invidente de Cruces, de la provincia de Cienfuegos, a quien su abuela cumplió la promesa de llevarla ante el nicho del guerrillero de América si obtenía buenas notas en la escuela.
La experta señaló la existencia de una semilla de durazno, con una talla primitiva del rostro del Che donada por los investigadores Froylán González y Adys Cupull, que se muestra en la última vitrina del museo.
Explicó que la simiente apareció, en la temprana fecha de 1968, a los pies del dios Equeco, en Bolivia, deidad de la abundancia, fecundidad y alegría al que aún le rinden culto en ese país y otras zonas andinas.
Significó que quienes trataron de multiplicar la imagen de Ernesto Guevara, comprendieron entonces, que para transformar el mundo en otro mejor, era necesario unirse a su pensamiento y luchar por él.
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